lunes, 30 de enero de 2012

Qué sensación...



Qué sensación la de leer... 


Imaginaos por un momento la siguiente situación: Son las 9 de la noche de un caluroso día de verano. Hartos ya de estar tumbados frente al ventilador, decidís subir a la azotea a ver cómo el sol se pone mientras el calor comienza a alejarse. Sin embargo, de camino, reparáis en la estantería que tenéis en el salón, y veis aquel libro con el que infinidad de veces el corazón os ha dado un vuelco. Lo cogéis sin dudarlo y lo subís con vosotros a la azotea. Una vez allí, mientras escucháis el silencio de la noche, os tumbáis, encendéis una vela, y abrís el libro por una página cualquiera,la que sea, y comenzáis a leer... De repente, el mundo empieza a desaparecer a vuestro alrededor, el tiempo se detiene y ya nada existe, solo vosotros, el libro y la brisa veraniega que corre a vuestro alrededor.


Así se siente Dorotea cada vez que abre un libro. Así me siento yo cada vez que leo, y  me dejo llevar hasta que las letras me dejan casi sin aliento...